Rancho

ESCRITO EL 3/11/94

Hoy es lunes y ya estoy en tránsito a mi rancho en Aguas Dulces (Rocha, Uruguay). Lo veo solito, con sus palafitos, en la orilla de la arena , con el mar debajo. Su techo de quincho y las paredes de paja.
Voy a trabajar de mañana temprano y ya voy pensando que llevar. Vuelvo a casa y separo un bolso azul para llenarlo de música, papeles y lapicera para escribir y algo más.
Me lo magino suspendido entre mar y cielo.
Me queda toda una semana con esta cabeza, haciendo la comida, los mandados, hablando con mis hijos, mis amigos, pero en realidad no estoy.
Finalmente el sábado de madrugada me tomo el bus y llego. Todavía no amaneció, entonces abro las ventanas, me hago un mate, pongo a Vinicius y bajo al agua helada mientras los rayos del sol atraviesan algunas nubes. Me lavo la cara en las olas y dejo que mis pies se entierren en la arena mojada buscando no sé qué. Luego camino por la orilla, sin rumbo, con los ojos cerrados para sentir que la arena me camina a mí y no yo a ella. No hay un alma. Nadie. A veces junto piedras que creo mágicas. Luego regreso, y de noche con una caipiriña y la luz de la luna reflejada en el mar me siento colmada de cierta felicidad. Después de ese primer día de reencuentro con el rancho, voy a casa de amigos que viven allá y que amo. Luego vuelvo y me acuesto, mientras el mar mueve el rancho como una enorme cuna para hacerme dormir.

P:D: EL 2/2/99 UN DÍA DE TORMENTA EL MAR SE LLEVÓ MI RANCHO A SUS PROFUNDIDADES.