Catarsis 1

Cuando tuve siete u ocho años, descubrí en la puerta de mi casa, en la vereda, "el árbol". Así que, busqué una cuerda y un almohadón, y después de mucho esfuerzo me construí una hamaca precaria, enganchada en la única horqueta del árbol. Cuando lograba sentarme, me chocaba contra el tronco rugoso y oscuro, entonces ponía mis pies con zapatos negros de escuela y calcetines blancos y caminaba trazando con pasitos tímidos una circunsferencia por todo alrededor. Después de mucho, decidí soltarme a un pequeño vacío que descubrí sin querer. Mis ojos sintieron una pequeña brisa, y allí, sin más, apareció mi primer refugio-paraíso. Pasaron días, años, esperando enganchar la cuerda y volar. La lluvia me obligaba a mirar el árbol, desde la ventana, sin pensar en nada más. Entonces, cuando salía el sol, corría y me dejaba caer en ese pequeño abismo, lejos de los ojos estrábicos y asesinos de mi madre.