Salgo de mi trabajo y al salir hacia la calle, me doy cuenta que soy un cubo de piedra gris despareja. Treinta y cinco grados a la sombra me lo recuerdan. Lentamente llego a la puerta de mi casa que es de gelatina roja. Con algo parecido a una piedra alargada que sale del cubo, saco la llave, que se convierte en agua verde fluo e nmediatamente se zambulle en la cerradura. Con pasos de piedra veo que una lengua amarila está esperándome, me entrego y me traga, me digiere y me suelta. por un momento me siento liviana. A la vista es un pantano con reflejos eléctricoas azules, con animales raros, donde por una extraña razón revolotean dos maripositas blancas, luminosas y tintineantes. Entonces todo desaparece y soy yo misma de carne y piel. un ventilador me vuelve a la realidad y las maripositas me dan vida.
martes, 23 de enero de 2007
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6 comentarios:
hola laura, me gusta como escribes
un beso
gracias por tu apoyo
Me gustò mucho,màs que nada lo de las mariposas!Abrazo
A mí también me ha encantado, Laura.
Sigue colgando cosas, nos podemos hacer adictas al blog.
Subrrealismo puro
Que algún día ese cubo de piedra encuentre calor en la gelatina y que la lengua amarilla se transforme en un par de brazos queridos. Y que las maripositas blancas te lleven a un sitio donde la piedra se convierta en carne y que el cubo se convierta en mujer. Feliz.
(Mi adicción ya ha comenzado.)
Un abrazo
garcias bettina por tus deseos. Nos conocemos poco pero, hay una afinidad sensible
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